"Ecos del Pasado y Cielos de Fuego" Parte II Cap. 9 [Las Aventuras del Conquistador] - Infinity Kingdom

Las Aventuras del Conquistador

🌸 Muy buenas tardes, ¡Bienvenidos a otro capítulo de esta gran historia!

Les habla Persephone y hoy estoy con ustedes para compartir el noveno capítulo de las Aventuras del Conquistador, que se concentra en Alejandro Magno y cómo irá creciendo hasta convertirse en un personaje legendario.

🟤 Resumen del Capítulo anterior: “Ecos del Pasado y Cielos de Fuego: Parte I”

En el capítulo, Alejandro y su actualizado grupo—que incluye a Deméter, Siegfried y un león guardián—se encuentran en un claro del bosque, recuperándose tras una batalla. Deméter está herida, y Siegfried la atiende mientras Alejandro expresa su preocupación por la ausencia de Carlomagno. Siegfried explica que el bosque está lleno de trampas e ilusiones, y que un antiguo hechizo podría estar corrompiendo a quienes se pierden en él.

Siegfried sugiere que deben realizar un ritual para encontrar a Carlomagno, y el león guardián puede ayudarles con su habilidad para detectar magia. Al anochecer, el grupo ve luces rojas en el horizonte que parecen símbolos mágicos. Deciden seguir estas luces, que los llevan a un claro con piedras antiguas y una esfera de luz pulsante.

Siegfried recita un conjuro y la esfera muestra una imagen de Carlomagno atrapado en una red mágica en una cueva oculta. Con el nuevo destino claro, el grupo se prepara para adentrarse en la cueva, sabiendo que deben enfrentar el peligro y deshacer el hechizo para liberar a Carlomagno.

🟤 Capítulo 9: “Ecos del Pasado y Cielos de Fuego: Parte II”

El grupo se adentró en la cueva guiado por la imagen revelada por la esfera de luz. La entrada era estrecha y serpenteante, y a medida que avanzaban, el aire se volvía cada vez más frío y denso. La esperanza de encontrar a Carlomagno los mantenía firmes, pero el ambiente oscuro y silencioso de la cueva intensificaba la tensión en sus corazones.

Después de una serie de túneles y pasadizos, llegaron a una cámara amplia donde, en el centro, se encontraba Carlomagno atrapado en una red de luces mágicas. El hechizo parecía pulsar con un ritmo lento y constante, como si se alimentara de la energía de su prisionero.

Alejandro corrió hacia su hermano, pero Siegfried lo detuvo con un gesto. —"Primero debemos deshacer el hechizo,"—dijo Siegfried, examinando la red con una expresión de preocupación.

El león guardián se acercó a la red, sus ojos dorados brillando con una intensidad renovada. Siegfried comenzó a recitar un conjuro antiguo, su voz reverberando en las paredes de la cueva. Las luces de la red parpadeaban al ritmo de sus palabras, y poco a poco, el hechizo comenzó a debilitarse.

Carlomagno, aunque aún atado, parecía más consciente y esperanzado. Alejandro se acercó a él y lo abrazó brevemente. —"Estamos aquí para sacarte de aquí,"—le dijo, tratando de transmitir toda la confianza que sentía.

Finalmente, con un último grito de poder, Siegfried deshizo el hechizo. La red de luces se desintegró en un estallido de chispas doradas, y Carlomagno cayó al suelo, exhausto pero libre.

—"¡Rápido, tenemos que salir de aquí!" —dijo Alejandro, ayudando a su hermano a levantarse.

Mientras el grupo se preparaba para salir, un sonido inesperado rompió el silencio: aplausos. Los ecos de las palmas resonaban por la cueva, cada vez más fuertes y claramente burlones. Todos se detuvieron, sus miradas se dirigieron hacia el origen del sonido. Desde las sombras emergió una figura de tez pálida y ojos rojos, una mujer cuya sonrisa macabra parecía extenderse hasta sus oídos.

—"¡Bravo, bravo!"— exclamó la mujer con una voz que parecía arrastrar una mezcla de sarcasmo y malicia. — "No esperaba que llegaran tan lejos."

Alejandro y el grupo se prepararon para enfrentar la amenaza, pero antes de que pudieran reaccionar, el suelo debajo de ellos cedió repentinamente. La trampa, oculta y preparada con precisión, los atrapó en una caída que pareció durar una eternidad.

Cayeron en un cuarto oscuro, con la luz de la cueva apenas visible a través de un pequeño agujero en el techo. El grupo se levantó, aturdido pero ileso. El cuarto era frío y estaba adornado con inscripciones antiguas en las paredes, que resplandecían con una débil luz azulada que apenas iluminaba el entorno.

—"¿Qué hacemos ahora?" —preguntó Deméter, su voz llena de preocupación, mientras se acercaba a la pared para examinar las inscripciones.

Siegfried inspeccionó el lugar con atención. Las inscripciones parecían ser parte de un hechizo de protección, un mecanismo diseñado para mantener a los intrusos atrapados.

—"Este lugar parece ser una celda mágica,"— dijo Siegfried. — "Necesitamos encontrar una forma de desactivarla antes de que la mujer de la superficie nos mande algo más."

De repente, un sonido proveniente de una esquina oscura llamó la atención del grupo. Una figura se movió entre las sombras y emergió con cautela. Era una mujer de aspecto enigmático, con una larga capa que ocultaba gran parte de su rostro, y sus ojos brillaban con una intensidad sobrenatural.

—"¿Quiénes son ustedes?" —preguntó la mujer, su voz resonando en el cuarto con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

Alejandro y el resto del grupo se volvieron hacia ella, sorprendidos por la aparición repentina. Alejandro, aún sosteniendo a Carlomagno, dio un paso al frente.

—"Somos los que vinieron a rescatar a Zenobia a petición de su abuela y hermana, ¿Y tú quién eres? ¿Cómo es que estás aquí?"

La mujer observó a Alejandro con una expresión de reflexión, sus ojos brillando en la oscuridad.

—"No revelaré mi nombre por ahora,"—dijo la mujer con una sonrisa enigmática. — "He estado aquí por más tiempo de lo que puedo recordar. Este lugar es una celda mágica diseñada para mantener a los no deseados."

Siegfried frunció el ceño, evaluando la situación.

—"¿Sabes cómo salir de aquí? Necesitamos encontrar una forma de desactivar el hechizo de protección."

La mujer asintió lentamente, y un destello de conocimiento pasó por sus ojos.

—"Puedo ayudar, pero deben entender que lo que buscan aquí no es solo una cuestión de magia o fuerza. Es una prueba de valor y decisión. La salida no será fácil."

El grupo, reconociendo que no tenían muchas opciones, asintió en acuerdo. La mujer avanzó hacia una sección de la pared y tocó una de las inscripciones con un gesto preciso. Un brillo débil comenzó a emanar de su mano y las inscripciones parecían cambiar.

—"Seguidme,"—dijo la mujer. — "Pero prepárense para enfrentar más pruebas. La verdadera amenaza está por venir."

Con una mezcla de incertidumbre y esperanza, Alejandro, Deméter, Siegfried, Carlomagno y la misteriosa mujer avanzaron hacia la salida, preparándose para lo que pudiera esperarles en la oscuridad de la cueva y en la confrontación final que se avecinaba.

¡Hasta aquí llegamos con este capítulo!

Espero que les haya gustado.

Muchas gracias,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo de mi historia.

🌸Persephone, Oficial de Prensa [S170 - SF]

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