Las Aventuras del Conquistador
🌸 Muy buenas tardes a todos, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de esta fascinante historia!
Les habla Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo treinta y cuatro de Las Aventuras del Conquistador. En esta entrega, nos centraremos en Alejandro Magno y en su evolución hacia una figura legendaria.
¡Prepárense para sumergirse en su épico viaje!
Resumen del capítulo anterior: “Encuentro en el Bosque: Prueba del Zorro”
El grupo avanzaba cautelosamente por el bosque cuando un zorro de pelaje rojizo y ojos dorados emergió de la niebla, hablándoles con una voz que resonó en sus mentes. Este guardián místico les advirtió que el bosque no revelaría sus secretos a menos que demostraran ser dignos, por lo que debían superar una prueba que mediría la pureza de su misión. Con un movimiento de su cola, el zorro los transportó a un claro rodeado de piedras brillantes, donde surgieron tres formidables adversarios: un guerrero espectral, un dragón de fuego y una criatura nebulosa. El zorro explicó que solo podrían triunfar si trabajaban en conjunto, pues si uno caía, todos fracasarían.
La batalla comenzó con ferocidad, cada enemigo poniendo a prueba las habilidades del grupo. Carlomagno y Deméter enfrentaron al dragón de fuego, desviando sus llamas y sellando el suelo ardiente bajo él. Alejandro, con la ayuda de su león guardián, descubrió un punto débil en el guerrero espectral y logró derrotarlo. Mientras tanto, Zenobia enfrentó la criatura nebulosa, que se alimentaba de sus inseguridades, pero logró contrarrestarla con su luz sanadora, debilitándola hasta hacerla desaparecer. Tras su victoria, el zorro reapareció y, con aprobación, les confirmó que habían pasado la prueba. Antes de desvanecerse en la penumbra del bosque, les recordó que solo su unidad los llevaría hasta Nueve Colas, su maestra, quien solo despertaría ante aquellos verdaderamente dignos. Con esta nueva certeza, el grupo continuó su marcha, conscientes de que aún les esperaban desafíos mayores.
Capítulo 34: “Encuentro en el Bosque: El Umbral del Sueño”
El aire aún conservaba el eco del combate cuando el grupo se permitió un momento de respiro. Alejandro envainó su espada con un ademán firme, observando el lugar donde el zorro había desaparecido. Carlomagno bajó su escudo, inspeccionando el terreno con una expresión de reflexión, mientras Deméter descendía del cielo con un rugido bajo, posando su imponente figura junto a su amo. Zenobia, con su medallón en la mano, exhaló lentamente, permitiendo que su luz se disipara gradualmente.
—No podemos quedarnos aquí mucho tiempo —dijo Carlomagno, observando el bosque que los rodeaba—. Aun con la victoria, siento que algo nos observa.
Alejandro asintió y avanzó por el sendero que el zorro había mencionado. El bosque se tornaba más denso a cada paso, la niebla envolvía el ambiente y el silencio era casi absoluto, interrumpido solo por el crujido de las hojas bajo sus pies. El león guardián de Alejandro caminaba a su lado, sus ojos vigilantes escudriñando la oscuridad circundante.
Tras una larga marcha, el grupo llegó a un claro donde se alzaba una enorme estructura de piedra, tallada con inscripciones antiguas. En el centro, un monolito de obsidiana se erguía, irradiando una energía latente. Zenobia se acercó con cautela, colocando una mano sobre la roca. Al instante, el monolito reaccionó, iluminándose con un fulgor débil que poco a poco se intensificó.
—Estas runas... —murmuró Zenobia, trazando las inscripciones con la punta de los dedos—. Hablan de un sello, un sueño eterno... y de Nueve Colas.
De pronto, un estruendo sacudió el suelo. La energía del monolito se expandió en un destello cegador, y el grupo se vio envuelto en una intensa luz. Cuando recuperaron la visión, se encontraron en un paisaje distinto: un templo en ruinas, cuyos muros estaban cubiertos por enredaderas y cuyos pilares parecían sostenerse apenas.
—Parece que hemos cruzado un umbral —dijo Alejandro, observando su entorno con la espada desenvainada.
Antes de que pudieran analizar la situación, una risa suave pero inquietante resonó en el aire. Desde las sombras del templo emergió una figura de gran porte, con un par de ojos resplandecientes y una silueta difusa. Una voz femenina, suave como un susurro, llenó el ambiente.
—Han llegado más lejos de lo que muchos han osado. Pero el sueño de Nueve Colas no se interrumpe fácilmente.
La figura se tornó más nítida: una mujer envuelta en un manto de niebla, con nueve colas que flotaban tras ella, danzando como llamas en el viento. Sus ojos destellaban con una inteligencia antigua y una pizca de desdén.
—Soy la guardiana del sueño —prosiguió—. Y solo los verdaderamente dignos podrán despertar a mi maestra.
Carlomagno estrechó su agarre sobre el escudo. —¿Qué debemos hacer para probar nuestra valía?
La guardiana esbozó una sonrisa enigmática antes de alzar una mano. Al instante, el suelo bajo sus pies comenzó a resquebrajarse, y el templo entero pareció sumirse en un estado de ingravidez. El mundo se torció, y el grupo sintió como si la realidad misma se desmoronara.
—Si desean despertar a Nueve Colas —anunció la guardiana con una voz resonante—, deben demostrar que no solo son fuertes en combate, sino que su voluntad es inquebrantable.
Las ruinas desaparecieron, y el grupo se encontró en un paisaje onírico, donde cada uno de ellos parecía estar en un lugar diferente, atrapado en una ilusión. Alejandro se halló solo en un campo de batalla cubierto de cadáveres, rodeado por sombras de sus antiguos enemigos. Carlomagno se vio en un trono dorado, pero con un ejército que lo cuestionaba, incapaz de confiar en él. Zenobia estaba atrapada en una vasta oscuridad, sin su medallón, sintiéndose impotente.
Era la prueba definitiva: enfrentarse a sus mayores miedos y dudas, y encontrar el camino de regreso a la realidad. La guardiana del sueño los observaba desde la distancia, con una mirada expectante. El destino de Nueve Colas dependía de su fortaleza, no solo como guerreros, sino como seres unidos por un mismo propósito.
El desafío estaba apenas comenzando.
¡Hasta aquí llegamos con este capítulo!
Espero que les haya gustado.
Muchas gracias,
Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo de mi historia.
🌸Persephone
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