"Ecos de Sombras en Thrym" [Capítulo 23] La Última Sanadora - Infinity Kingdom

🌸 Muy buenas tardes, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de mi historia, "La Última Sanadora"!

Soy Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo veintitrés que se enfoca en Teodora, sus aventuras y su evolución para convertirse en la más destacada curandera de los últimos tiempos. 

¡Acompáñenme en este emocionante capítulo!

🌸 Resumen del anterior capítulo: “Encuentro en Damia: El Origen de un Vínculo Eterno”

Al amanecer, Khubilai se unió al grupo con un renovado sentido de propósito tras reflexionar sobre su traición y su llamado a combatir la oscuridad. Con su decisión aceptada, el grupo, ahora fortalecido por su presencia, retomó su viaje hacia Damia, donde planeaban prepararse antes de continuar en busca de la Flor Dorada. En la ciudad, un enigmático monje se acercó a ellos, revelando un profundo conocimiento sobre sus identidades y destinos. Este les habló sobre el papel de Teodora como descendiente de los Solares y su conexión con Lucasta, el pequeño dragón que lleva en su interior el poder de la luz.

El monje explicó que Lucasta, como guardián en potencia, necesita el vínculo con un solar de corazón puro para mantener su camino hacia la luz y evitar caer en la oscuridad. Aunque abrumada por la responsabilidad, Teodora comenzó a aceptar que su destino estaba entrelazado con el del dragón. Con palabras de sabiduría y advertencia, el monje les recordó la importancia de su misión antes de desaparecer, dejando al grupo con una renovada determinación de proteger la luz y cumplir su propósito en el viaje que los esperaba.

🌸 Capítulo 23: “Ecos de Sombras en Thrym”

Al amanecer, una suave niebla cubría el campamento, abrazando los árboles y enmascarando el horizonte. Los primeros rayos de sol se filtraban entre las ramas, creando un juego de luces y sombras que parecía danzar con la brisa matutina. El grupo, con un renovado espíritu tras la incorporación de Khubilai, se preparaba para partir de Damia. Cada uno recogía sus pertenencias mientras Lucasta, el joven dragón, observaba con ojos curiosos desde un rincón. Teodora sentía el peso de las palabras del monje resonando en su interior, pero también una chispa de determinación que no había sentido antes.

Con paso firme, dejaron atrás la ciudad y tomaron el sendero hacia Thrym, una ciudad conocida por sus altos muros y su aire de misterio. El viaje transcurrió entre paisajes montañosos y riachuelos que cruzaban el camino como si los guiara una fuerza invisible. Khubilai, ahora un miembro más del grupo, lideraba con seguridad, aunque sus ojos no dejaban de observar el entorno, siempre alerta a cualquier peligro.

Al llegar a Thrym al caer la tarde, la ciudad les dio la bienvenida con un ambiente inquietante. Las puertas estaban abiertas, pero las calles, desiertas. Las casas tenían ventanas cerradas y persianas que apenas dejaban entrever luces titilantes en su interior.

A medida que avanzaban, un silencio opresivo se instaló sobre ellos. Manco fue el primero en hablar, con un tono bajo y preocupado. — “Esto no es normal. Una ciudad como esta debería estar llena de vida, incluso al anochecer.”

Atenea asintió, ajustando la empuñadura de su espada. — “Está claro que algo no está bien aquí. La pregunta es: ¿qué?”

Antes de que pudieran especular más, un anciano que se encontraba en el umbral de una casa les hizo señas urgentes.

— “¡Rápido! ¡Entren antes de que caiga la noche por completo!”

El grupo intercambió miradas y decidió seguir al hombre. Dentro de su modesta vivienda, les explicó entre susurros:

— “Desde hace meses, cuando cae la noche, sombras extrañas recorren las calles. Nadie sabe de dónde vienen, pero aquellos que se atreven a salir después del anochecer… nunca regresan. Es por eso que cerramos nuestras puertas y ventanas hasta que el primer rayo de sol nos asegura que es seguro salir.”

Las palabras del anciano llenaron de inquietud al grupo. Teodora, sin embargo, no pudo evitar sentir una conexión entre las sombras y las palabras del monje en Damia. Algo oscuro estaba creciendo, y su misión parecía estar relacionada con ello.

Esa noche, mientras descansaban en la casa del anciano, el grupo apenas pudo dormir. Las sombras proyectadas por las velas parecían cobrar vida, y el silencio exterior se veía interrumpido ocasionalmente por un sonido distante, como un susurro que viajaba con el viento. Al amanecer, decidieron que no podían ignorar lo que ocurría. Debían descubrir la causa de la oscuridad que afligía a Thrym.

Con el sol iluminando la ciudad, salieron a explorar. Los habitantes, aunque recelosos, les dieron información sobre los lugares donde las sombras parecían más activas. Pero cuando estaban por decidir por dónde comenzar, un escalofrío recorrió sus espaldas. Una presencia oscura se materializó detrás de ellos.

Era un ser alto y esbelto, con cuernos que se curvaban hacia atrás como los de un carnero y ojos que brillaban con un fuego interno. Su rostro, aunque humanoide, tenía un aura inquietante y poderosa. Vestía ropajes negros que parecían hechos de la misma oscuridad que asolaba la ciudad. Cuando habló, su voz era profunda y resonante, con un toque de burla.

— “Así que ustedes son los valientes que han decidido enfrentar lo que ocurre aquí. Interesante.”

El grupo se giró rápidamente, con las manos en sus armas. Atenea dio un paso al frente.

— “¿Quién eres y qué sabes sobre las sombras que plagan esta ciudad?”

El ser sonrió, mostrando dientes afilados.

— “Pueden llamarme Loki. Y sí, sé mucho sobre lo que ocurre aquí. Pero no seré yo quien resuelva sus problemas. Eso les corresponde a ustedes. Si logran desentrañar el misterio y restaurar la paz en Thrym, tal vez considere unirme a su causa. Después de todo, no todos los días se encuentra uno con mortales tan… interesantes.”

Teodora estrechó los ojos, intentando discernir si Loki era un aliado potencial o un enemigo.

— “¿Y por qué habrías de ayudarnos, Loki?”

— “Porque soy un amante de los juegos, querida Teodora. Y este promete ser uno muy entretenido. Además, no soy amigo de esas sombras que tanto temen. Pero basta de palabras. Resuelvan el misterio, y yo seré suyo. Fracasen, y serán devorados como tantos otros.”

Sin más, Loki desapareció en un destello de humo negro, dejando al grupo con una mezcla de determinación y desconcierto. La misión estaba clara: debían enfrentarse a las sombras y descubrir su origen, no solo para salvar a Thrym, sino también para ganar un aliado tan misterioso como poderoso.

¡Hasta aquí llegamos con éste capítulo de esta Historia de Aventuras!

Espero que les haya entretenido y esperen con ansias el próximo capítulo la semana que viene.

Muchas gracias por su tiempo y apoyo,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo.

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