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"La Llama y el Abismo" [Capítulo 13] Crónicas del Dios del Oceáno - Infinity Kingdom

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Article Publish : 07/20/2025 10:59
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💦 Bienvenidos a un nuevo capítulo de mi historia, "Crónicas del Dios del Océano".

Soy Persephone, y hoy les presento el treceavo capítulo de esta nueva aventura, donde exploraremos el pasado de Poseidón, y descubriremos todas las vivencias que lo forjaron como el majestuoso Dios del Océano que conocemos.

¡Los invito a acompañarme en este emocionante viaje! 


💦 Resumen del anterior capítulo:La Llama que Descenderá

Las corrientes del mar han dejado de responder completamente a la voluntad de Poseidón, influenciadas por una fuerza antigua que ha despertado. A través de visiones, Thálassa le advierte que lo que una vez fue sellado no ha sido olvidado. En las profundidades del mar, un eco del Olvido —una presencia latente— comienza a expandirse.

Mientras tanto, en el Olimpo, los dioses perciben señales de desequilibrio: los elementos se comportan de forma errática, los animales cambian su conducta y el orden natural se altera. Artemisa, Atenea y Hestia intuyen que algo profundo está emergiendo desde el mar, algo que quizás ya no reconoce a los antiguos guardianes.

Poseidón decide descender a las profundidades, no como juez ni guerrero, sino como testigo. Allí se encuentra con los guardianes del abismo y con una entidad sombría que representa el Olvido. Esta sombra reclama su derecho a existir, no como enemigo, sino como la herida olvidada que ahora vuelve a manifestarse.

Poseidón promete escuchar, no como dios, sino como puente entre mundos. Al mismo tiempo, Hestia, conmovida por lo que siente desde el Olimpo, decide ir al encuentro de esa verdad silenciada. Ella se ofrece como la llama que nunca quiso destruir, dispuesta a escuchar lo que los demás ignoraron.

Así comienza una nueva era, en la que el poder divino ya no será suficiente, y el equilibrio solo podrá alcanzarse al reconocer lo que por siglos fue negado.


💦 Capítulo 13: “La Llama y el Abismo”

Las aguas se separaron, no por sumisión, sino por desconcierto. Nunca antes el mar había sentido calor en su núcleo. Nunca antes una llama se había atrevido a descender por donde todo arde solo en frío.

Hestia descendía sin escolta. Sin armas. Sin escudo. Descalza, como si el mármol del Olimpo siguiera bajo sus pies. El fuego que albergaba en su interior no crepitaba, no destruía: solo iluminaba. Una luz cálida y constante que el océano no comprendía, pero tampoco rechazaba. A cada paso que daba, las criaturas abisales se apartaban, no por temor, sino por respeto.

Ella no venía a conquistar. Venía a escuchar.

Mientras tanto, más abajo aún, Poseidón cruzaba capas donde ni la presión ni el tiempo seguían reglas conocidas. A su alrededor, columnas de piedra fracturada sostenían templos caídos y esculturas olvidadas de dioses que ya nadie adoraba. Años atrás, habría alzado su tridente y reclamado ese lugar como suyo. Ahora solo avanzaba, con el silencio como único compañero.

El Olvido no era una entidad simple. Era fragmento, era eco, era residuo de todas las promesas incumplidas. No tenía forma fija, pero sí ojos: millones de ellos, abiertos en las paredes del abismo, observando. Esperando.

Poseidón los sentía. Sabía que cada uno de esos ojos pertenecía a una voz silenciada por los siglos. No eran enemigos… pero tampoco eran aliados.

Arriba, en el Olimpo, las cosas comenzaban a quebrarse.

Atenea caminaba sola por los jardines suspendidos, tocando las hojas que antes florecían por su voluntad. Ahora se marchitaban al contacto, no por rechazo, sino por tristeza. "El hogar se desarma sin su llama", pensó. Ya no era sólo el mar. Era el todo.

Ares, impaciente, convocaba tormentas de entrenamiento que se deshacían antes de tomar forma. Hera, inmóvil, observaba los hilos del destino anudarse sin orden. El trono de Zeus ya no brillaba con la misma intensidad.

Nos debilitamos —dijo Hermes, mientras entraba con los pies manchados de tierra—. No por la pérdida del poder, sino por la pérdida de dirección.

Zeus no respondió.

En las profundidades, la corriente cambió.

Hestia ya no descendía. Flotaba en un lugar donde no había ni arriba ni abajo. A su alrededor, la oscuridad respiraba con lentitud. El fuego de su ser no iluminaba paredes ni caminos. Solo revelaba… presencia.

Una voz sin garganta le habló.

¿Qué hace una llama en el lugar donde las llamas mueren?

Hestia no respondió con palabras, sino con calma. Abrió las palmas y dejó que su fuego mostrara lo que era: calor sin violencia, hogar sin muros.

La oscuridad titubeó.

¿Vienes a sellarnos, como lo hicieron antes?

No —dijo, al fin—. Vengo a entender por qué fueron sellados.

Hubo un temblor. No físico, sino más profundo. Como si el abismo contuviera la respiración. Al pronunciar esas palabras, Hestia había atravesado un umbral que ningún dios se había atrevido a cruzar: el del reconocimiento.

Muy cerca, Poseidón sintió el cambio. El Olvido lo sintió también.

La llama entra —susurró la entidad—. Y arde sin miedo.

No toda llama quema —contestó Poseidón, cada vez más cerca del corazón del abismo.

El dios del mar y la diosa del hogar estaban ahora dentro del mismo vórtice, separados por apenas un velo. Pero el abismo no entregaría sus secretos sin pruebas. No bastaba con bajar. Había que merecer escuchar.

Entonces, el entorno cambió.

Para Poseidón, apareció una figura que ya no debería existir: su madre, Rea, de pie sobre la superficie de un mar invertido, con la voz hecha de lamento.

Para Hestia, fue una niña con su mismo rostro, cubierta de hollín y ceniza, que le pedía regresar a un hogar que ya no existía.

Eran espejos del pasado. Deudas pendientes. Heridas no cerradas.

Las pruebas habían comenzado.

Pero no eran castigos. Eran puentes. Si los cruzaban, quizás podrían oír lo que el Olvido custodiaba desde la creación del mundo.

En el Olimpo, la sala de los dioses quedó en penumbra. Hestia no estaba. Poseidón no respondía. Y el equilibrio, por primera vez en eones, pendía de un hilo invisible… sostenido por quienes elegían descender sin gloria.




💦 En el próximo capítulo de "Crónicas del Dios del Océano"...

Las pruebas del Olvido revelan verdades que ni siquiera los dioses pueden enfrentar sin desmoronarse. Poseidón se enfrenta a su pasado, mientras Hestia busca sobrevivir en un mundo donde su fuego es lo único cálido… y lo más amenazado. Pero ¿y si lo que duerme en el fondo no desea ser entendido… sino liberado?






¡No se lo pierdan la próxima semana!

Muchas gracias por su tiempo y apoyo,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo.

🌸Persephone



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- Infinity Kingdom / 無盡城戰

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