"Entre Sombras y Runas: Parte I" [Capítulo 26] La Última Sanadora - Infinity Kingdom

🌸 Muy buenas tardes, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de mi historia, "La Última Sanadora"!

Soy Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo veintiséis que se enfoca en Teodora, sus aventuras y su evolución para convertirse en la más destacada curandera de los últimos tiempos. 

¡Acompáñenme en este emocionante capítulo!

🌸 Resumen del anterior capítulo: “El Portal de los Susurros”

El grupo, liderado por Loki, se adentró en las oscuras calles de Thrym hasta llegar a una capilla abandonada, donde descubrieron una trampilla cubierta de runas que ocultaba un secreto peligroso. Al abrirla, descendieron a una caverna subterránea llena de inscripciones antiguas y un altar pulsante con una energía oscura. De repente, las sombras en las paredes cobraron vida, atacando al grupo con una fuerza impredecible. A pesar de sus esfuerzos, las sombras se regeneraban, y la lucha parecía interminable.

Teodora, buscando una manera de destruirlas, se acercó al altar, y Loki, con una sonrisa intrigante, la ayudó al fusionar su energía oscura con la luz de la joven. Juntos, fragmentaron el altar, desintegrando las sombras en una explosión cegadora. Sin embargo, cuando la calma volvió, Loki, a pesar de su ayuda, dejó claro que había más en juego de lo que el grupo entendía. Con una sonrisa sombría, les advirtió que las sombras que habían enfrentado no eran las más grandes, y que siempre habría más oscuridad esperando en las profundidades.

🌸 Capítulo 26: “Entre Sombras y Runas: Parte I”

El aire fresco de la noche en Thrym tenía un sabor diferente ahora, más pesado, como si el equilibrio del mundo hubiera sido alterado. La ciudad parecía estar respirando de nuevo, pero con una fragilidad palpable, como si algo invisible esperara en las sombras, listo para aferrarse a la última chispa de esperanza.

El grupo se detuvo en la plaza central, los ecos de sus pasos resonando en el silencio. Atenea, Lucasta, Manco, Khubilai y Teodora intercambiaron miradas, aún procesando lo ocurrido en la caverna. Aunque las sombras se habían disipado, la sensación de inquietud no se había ido.

Loki, con su rostro sombrío, los observaba desde un rincón apartado. Sus ojos reflejaban la luz de las estrellas, pero había algo extraño en ellos, algo que iba más allá de la burla que solía acompañar su sonrisa. El dios del caos no parecía tan seguro de sí mismo como antes.

—¿Qué sabemos de Loki? —preguntó Teodora, rompiendo el silencio. Su voz era firme, pero sus ojos aún mostraban duda. El peso de lo que había sucedido en la caverna la atormentaba.

Loki no contestó de inmediato. Miró hacia el cielo, como si buscara respuestas entre las estrellas fugaces que cruzaban la negrura. El viento agitó sus cabellos plateados, y por un instante, su apariencia etérea parecía más humana que nunca.

—No soy un enigma para ustedes —dijo con voz baja, pero su tono era grave, incluso melancólico—. Soy lo que soy porque así me moldearon los dioses, porque así me tejieron los hilos del destino.

Teodora se adelantó, su rostro marcado por la sospecha.

—¿Y qué significa eso? ¿Que jugamos en tu tablero sin saber las reglas?

Loki la miró por un momento, y por un fugaz segundo, su sonrisa se desvaneció. Fue un cambio tan sutil que casi pasó desapercibido, pero Teodora lo notó.

—Significa que los hilos de los dioses son más complicados de lo que imaginan, y que mi juego, aunque tenga reglas, no siempre se juega en el mismo plano que el suyo. La realidad... —su mirada se volvió distante—, la realidad se retuerce. Las sombras no son solo lo que parecen.

Khubilai frunció el ceño.

—¿Estás sugiriendo que no hemos terminado aquí? ¿Que aún hay algo más?

Loki no respondió de inmediato. En lugar de eso, dio un paso hacia las escaleras que descendían a la caverna. Sin una palabra, sus dedos pasaron por las antiguas runas que rodeaban la trampilla. Un resplandor azul comenzó a emanar nuevamente de las inscripciones, mucho más fuerte que antes. La luz parecía palpitar, como si algo en las entrañas de la tierra hubiera despertado.

—Este lugar... —murmuró Atenea—, no está completamente cerrado.

De repente, un rugido gutural, diferente al de las sombras anteriores, retumbó en las entrañas de la ciudad. La tierra tembló brevemente, como si algo inmenso se moviera bajo ellos. El cielo se oscureció por un instante, como si una sombra más grande que la misma noche hubiera caído sobre Thrym.

Loki, con una sonrisa torcida, se giró hacia ellos, sus ojos brillando con un fulgor extraño.

—Eso, mis queridos amigos, es solo un aviso. La oscuridad que liberamos no era el final. Ni mucho menos.

El grupo intercambió miradas nerviosas. Sabían que lo peor aún estaba por venir, pero lo que los aterraba no era solo el poder que Loki había desatado, sino la manera en que hablaba, como si estuviera al tanto de algo mucho más grande que ellos.

—¿Qué significa todo esto? —preguntó Teodora, con voz temblorosa. Las palabras de Loki dejaban más preguntas que respuestas, y el futuro parecía aún más incierto.

Loki sonrió, pero era una sonrisa diferente, como si estuviera a punto de revelar algo terrible.

—Lo que liberamos fue solo una sombra. Pero las sombras tienen dueños. Y los dueños... tienen secretos. ¿Quieren saber la verdad sobre lo que realmente se oculta en las profundidades de Thrym?

Khubilai no dudó. Con un gesto firme, levantó su espada y las runas sobre la trampilla comenzaron a resplandecer más intensamente, como si algo fuera a emerger. Sin embargo, fue un sonido detrás de ellos lo que les hizo girarse con rapidez.

La figura de un hombre, vestido con una capa negra, surgió entre las sombras. Su rostro estaba oculto por una capucha, pero los ojos rojos que brillaban a través de la tela eran inconfundibles.

Teodora dio un paso atrás, el miedo palpando su piel. Manco levantó su espada, preparado para lo peor.

—¿Quién eres? —exigió Atenea, sin apartar la vista de la figura enigmática.

El hombre, con voz suave pero resonante, contestó:

—Soy el que vigila. El que mantiene las puertas cerradas.

Loki sonrió de nuevo, una sonrisa cargada de conocimiento y misterio.

—Y aquí lo tienen, mis amigos. La verdadera pieza en este juego. Pero cuidado... la verdad a menudo es más oscura que las sombras.

El desconocido levantó las manos lentamente, y al hacerlo, las sombras que rodeaban la ciudad parecieron respirar, retorcerse como si tuvieran vida propia. Las estrellas en el cielo parpadearon, y en el aire se percibió una sensación de opresión, como si la misma realidad estuviera a punto de romperse.

Atenea y el resto del grupo se prepararon, pero el hombre habló una vez más:

—Si quieren entender lo que está por suceder, deben seguirme. Hay más de Loki en este mundo de lo que ustedes creen. Más de lo que pueden imaginar.

Y, con esas palabras, desapareció en la oscuridad.

El silencio fue absoluto, y en ese silencio, la única certeza que tenían era que algo mucho más grande que ellos estaba a punto de desatarse.

¡Hasta aquí llegamos con éste capítulo de esta Historia de Aventuras!

Espero que les haya entretenido y esperen con ansias el próximo capítulo la semana que viene.

Muchas gracias por su tiempo y apoyo,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo.

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