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"El canto del plano" [Capítulo 48] La Última Sanadora - Infinity Kingdom

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Article Publish : 05/25/2025 06:53
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🌸 Muy buenas tardes, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de mi historia, "La Última Sanadora"!

Soy Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo cuarenta y ocho que se enfoca en Teodora, sus aventuras y su evolución para convertirse en la más destacada curandera de los últimos tiempos. 

¡Acompáñenme en este emocionante capítulo!


🌸 Resumen del anterior capítulo:El Silencio entre Hilos

Teodora se refugia en una cámara creada por el Telar, un espacio suspendido entre los hilos del destino donde se encierra tras asumir el legado de la Tejedora. Aislada, no expresa emoción alguna mientras sus compañeros intentan acercarse: Manco Cápac le deja comida y palabras de empatía, Khubilai Kan un libro con sabiduría ancestral, y Atenea un recuerdo simbólico de Lucasta. Aunque los hilos que sellan la cámara apenas reaccionan, es evidente que sus gestos alcanzan a Teodora, quien desde dentro comienza a procesar el peso de su nueva responsabilidad.

Atrapada entre memorias que nunca vivió y futuros posibles, Teodora se enfrenta a una sobrecarga emocional provocada por el Telar, que le muestra no solo destinos, sino también heridas heredadas. Su grito de agotamiento es respondido con silencio y visiones: una madre que no conoció, una promesa futura y el reconocimiento de que el Telar no es un poder, sino una red viva de conexiones. Tras días de aislamiento, Teodora agradece en voz baja que nadie forzara su puerta y, al completar el ciclo lunar, emerge transformada. Ya no huye ni obedece: camina al lado de los suyos, consciente de que no se le exige perfección, sino presencia. Y así, el viaje continúa, no como carga impuesta, sino como elección propia.


🌸 Capítulo 48: “El canto del plano”

El grupo había abandonado la cámara del Telar con una nueva serenidad en el rostro de Teodora. Sus ojos, antes nublados por la duda y el peso de la herencia, brillaban ahora con una resolución que no necesitaba palabras. Durante varios días caminaron en silencio por los bordes del plano ilusorio que se extendía más allá de la ciudad en ruinas. A cada paso, los restos del antiguo conflicto parecían desvanecerse, como si una marea invisible hubiera barrido el caos para dejar un sendero claro entre los árboles de luz líquida y la hierba flotante.

El aire estaba tibio, cargado de quietud, y las constelaciones falsas del firmamento se desplazaban lentamente, como si observaran a los caminantes desde arriba. A veces, una estrella descendía brevemente, dejando tras de sí un rastro de vapor azulado que se disipaba en el cielo translúcido. Lucasta flotaba cerca de Teodora, tan callada como siempre, pero emitiendo un resplandor más constante, como si hubiera comprendido el estado emocional de su compañera y quisiera protegerla en silencio.

Atenea y Manco conversaban en susurros, sus palabras apenas audibles por encima del murmullo de la brisa que atravesaba las ramas iridiscentes. Hablaban de las señales del terreno, de la sutil alteración en las corrientes mágicas que parecían inclinarse hacia el norte. Khubilai caminaba al frente, atento a cualquier irregularidad en el sendero que se trazaba entre las manifestaciones oníricas del plano.

Al quinto día de marcha, cuando se internaban en un bosque de cristales blandos que emitían tonos graves al ser rozados, el grupo oyó un grito apagado. Fue como un gemido arrastrado por el viento, que resonó entre los cristales como una nota disonante. Se detuvieron de inmediato. Era una voz humana, débil, ahogada por la maleza y los ecos del lugar.

Por allá —dijo Teodora, apuntando hacia el norte, sin dudar.

Corrieron. Entre raíces lumínicas y senderos inestables, encontraron a una joven atrapada bajo una formación cristalina que parecía haberse derrumbado sobre ella. Tenía heridas leves, pero una expresión de profundo temor en el rostro, los ojos abiertos como si aún viera aquello de lo que huía.

Tranquila, ya estamos contigo —le dijo Manco con suavidad, apartando fragmentos con fuerza medida.

Lucasta voló alrededor de la escena, proyectando una luz curativa sobre las zonas más comprometidas. Khubilai ayudó a liberar las piernas de la joven mientras Atenea vigilaba los alrededores, consciente de que un derrumbe como ese no ocurría sin motivo en aquel plano extraño.

Cuando por fin estuvo libre, la joven les explicó con voz temblorosa que había estado huyendo de una sombra con voz, algo que susurraba sin cesar, como si quisiera meterse en su mente. Dijo llamarse Iskra y que no sabía cómo había llegado a ese lugar. Solo recordaba una puerta de humo, y luego... frío.

Estás a salvo —dijo Teodora, aunque dentro de sí, sabía que aquella afirmación solo era temporal. Había algo más allá de los árboles cristalinos. Algo que empujaba a las almas perdidas hacia ellos.

Esa noche, mientras Iskra dormía bajo vigilancia, el grupo compartió un silencio tenso junto al fuego tenue que Lucasta mantenía encendido con su luz. Atenea miró a los demás con una expresión que era tanto advertencia como presagio.

No fue casualidad que la encontráramos. Este plano está cambiando. O nos está guiando hacia algo… o está llamando a quienes pueden cambiarlo.

Khubilai asintió lentamente, su mirada perdida entre las ramas que vibraban con luz lunar.

Y nosotros, por alguna razón, estamos justo en el centro —dijo en voz baja.

Teodora no respondió. En la palma de su mano, un leve resplandor comenzaba a formarse. No era el Telar esta vez. Era algo más antiguo. Algo que no obedecía al tejido de los destinos, sino a una memoria dormida en su sangre. Algo que esperaba ser nombrado.

Esa noche, mientras el plano ilusorio permanecía en un silencio imposible, Teodora cerró los ojos junto a la luz de Lucasta. El calor del fuego se desvaneció lentamente mientras su conciencia se deslizaba hacia otro lugar, uno que no pertenecía ni al mundo real ni al plano que habitaban.

Soñó que caminaba sola por un océano seco.

El suelo era liso, cubierto de cristales oscuros que vibraban bajo sus pies desnudos. Sobre ella, el cielo no era cielo, sino una vasta bóveda tejida de hilos dorados que se movían por sí solos, entrelazándose, deshaciéndose y volviendo a formar patrones que escapaban a toda lógica. A cada paso, escuchaba un canto lejano, como si voces antiguas corearan su nombre sin pronunciarlo.

Al fondo del horizonte, una figura esperaba. No tenía forma definida. Cambiaba: a veces una mujer vestida con túnicas de constelaciones, a veces un árbol ardiente, a veces una sola llama suspendida en el aire. Pero sus ojos, cuando los fijaba en ella, siempre eran los mismos: antiguos, compasivos y tristes.

No soy el Telar —dijo la figura sin mover los labios—. Pero tú me recuerdas. Fuiste mía antes de ser suya.

Teodora no supo si debía arrodillarse, hablar o simplemente permanecer en pie. Algo dentro de ella temblaba, como si una raíz vieja reconociera la voz de su tierra.

¿Qué soy yo para ti? —preguntó, sintiendo que su voz se descomponía al pronunciarse, como si cada palabra fuera un eco de sí misma.

Eres el borde. El umbral. El regreso.

Y entonces, la figura extendió la mano y le mostró algo. No era un objeto, ni una imagen, sino un gesto: el de hilar sin hilos, de tejer con la sombra misma, de devolver forma a lo que ya no la tenía. Teodora sintió cómo esa comprensión antigua se encendía dentro de ella, no como conocimiento adquirido, sino como recuerdo heredado.

Despierta —susurró la figura, justo antes de desvanecerse en hilos de oro que cayeron como lluvia silenciosa.

Despertó con un sobresalto. La palma de su mano ardía suavemente, y cuando la abrió, vio un símbolo trazado con luz tenue, como si el plano mismo hubiera dejado una marca en ella. Lucasta la observaba en silencio, sus ojos como dos lunas invertidas, pero no dijo nada.

Algo había cambiado.





¡Hasta aquí llegamos con éste capítulo de esta Historia de Aventuras!

Espero que les haya entretenido y esperen con ansias el próximo capítulo la semana que viene.


Muchas gracias por su tiempo y apoyo,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo.

🌸Persephone



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- Infinity Kingdom / 無盡城戰

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