"La Batalla Final: La Reina del Vacío (parte I)" [Capítulo 42] La Última Sanadora - Infinity Kingdom

🌸 Muy buenas tardes, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de mi historia, "La Última Sanadora"!

Soy Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo cuarenta y dos que se enfoca en Teodora, sus aventuras y su evolución para convertirse en la más destacada curandera de los últimos tiempos. 

¡Acompáñenme en este emocionante capítulo!

🌸 Resumen del anterior capítulo: “La Batalla Final: El Umbral de la Condesa (parte III)”

Las Aventuras del Conquistador

Tras la caída del Campeón de la Noche, el cielo aún herido anuncia la llegada de una nueva figura: Nueve Colas, quien desciende para enfrentar a Isabela, ahora transformada en una entidad de pura oscuridad y odio. Isabela, envuelta en sombras y poder abismal, se prepara para acabar con los héroes, pero Nueve Colas aparece como la encarnación de la armonía lunar.

Ambas titanas chocan en una batalla épica. Isabela ataca con furia desatada, lanzando cuchillas, látigos y lanzas de oscuridad. Nueve Colas, por su parte, responde con elegancia y precisión cósmica, danzando entre los ataques con sus nueve colas resplandecientes. La lucha entre ambas es un duelo de extremos: odio contra serenidad, caos contra equilibrio.

Mientras tanto, en tierra, Teodora yace exhausta tras sellar al Campeón de la Noche. Zenobia, Fu Fei y Manco Cápac la rodean, compartiendo su energía y esperanza para salvarla. Los demás héroes observan la batalla, sabiendo que interferir sería inútil.

Finalmente, Nueve Colas invoca el sigilo de la armonía y lanza una esfera de energía lunar, símbolo de comprensión y redención. Esta energía no destruye a Isabela con violencia, sino que desarma su odio. Isabela grita, no por dolor, sino por impotencia, y se deshace en lágrimas negras, como si el mundo llorara por ella.

La batalla termina. El campo queda en silencio. Nueve Colas consuela a Teodora y afirma que, aunque Isabela ha caído, el corazón del abismo aún late. Entonces, una risa antigua y oscura se escucha en la distancia: Himiko, una presencia más antigua y temible, revela su existencia. La luna tiembla… y la oscuridad regresa.

🌸 Capítulo 42: “La Batalla Final: La Reina del Vacío (parte I)”

La luna temblaba.

Y con ella, temblaron los corazones de todos los presentes.

La risa de Himiko, disonante y eterna, brotó del vacío como si naciera de los propios cimientos del mundo. No tenía dirección ni forma: estaba en todas partes, como si los árboles, el viento y hasta la tierra misma la replicaran con ecos deformes. Era como si el universo recordara ese sonido desde antes del tiempo, y al reconocerlo, se estremeciera.

—Su poder completo ha despertado —susurró Loki, dando un paso hacia atrás, con los músculos tensos como cuerdas a punto de romperse.

El cielo, apenas sanado tras la caída de Isabela, volvió a romperse. No en una herida como antes, sino como un espejo que se fragmenta desde su centro. Cada grieta revelaba un vacío giratorio, donde las leyes del tiempo y el espacio se retorcían con violencia primitiva. De una de esas grietas descendió Himiko.

No caminaba. No flotaba. Simplemente era.

Su forma parecía humana, y al mismo tiempo no. Vestía una túnica negra cuyas mangas se extendían en todas direcciones como raíces celestiales, bordada con constelaciones muertas. Su rostro era una máscara sin facciones definidas, como si estuviera hecha de humo sólido, pero sus ojos —dos abismos giratorios— lo veían todo, sin misericordia ni emoción.

—He esperado mil ciclos para este momento… —dijo, y su voz era como el viento rozando una campana olvidada—. Y ustedes me han traído el equilibrio que tanto anhelaba romper.

Las sombras se agitaron bajo sus pies. Árboles enteros fueron absorbidos por el suelo, como si nunca hubieran existido. Las rocas antiguas se deshicieron en partículas flotantes. Todo se curvaba hacia ella como si la misma realidad no pudiera resistir su gravedad. Entonces alzó una mano, y con solo un chasquido, envió a Isabela directamente al Vacío.

Sin grito.

Sin resistencia.

Solo un destello… y nada.

—¿Qué fue eso? —jadeó Alejandro, con su espada aferrándose entre los dedos.

—Su poder... puede borrar a cualquiera del plano existencial —explicó Fu Fei, con voz tensa—. Uno a la vez. Pero cada eliminación debilita la realidad.

—No podemos dejar que lo haga más —sentenció Loki.

Y el trío ancestral actuó.

Fu Fei, la purificadora, elevó su voz en un cántico antiguo. De su cuerpo emanó una luz plateada que se elevó como una marea tranquila, pero imparable. El canto, dulce y firme, purificaba la atmósfera, limpiando los residuos de oscuridad que Himiko dejaba tras cada paso. Un escudo etéreo envolvió al grupo principal, impidiendo que la corrupción tocara sus almas.

—¡Resistan! ¡Haré lo posible para mantenerlos a salvo! —gritó, mientras su luz sanadora envolvía a Teodora, Zenobia y los más debilitados.

Himiko se giró hacia ella, apenas interesada, y alzó una mano para borrar su luz. Pero fue entonces cuando Loki entró en acción.

No se lanzó al combate. No era su estilo. En cambio, desplegó una danza de espejos ilusorios, fragmentando la percepción de Himiko. Ecos falsos surgieron a su alrededor: proyecciones de guerreros, distorsiones temporales, duplicados imposibles. Himiko giró la cabeza, confundida por una fracción de segundo. Una eternidad en batalla.

—Si no puede vernos claramente, no podrá elegir a quién enviar al Vacío —murmuró Loki, esculpiendo runas en el aire que giraban en espirales negras.

Nueve Colas, con su serenidad inquebrantable, alzó sus colas al cielo. Desde sus puntas brotaron hilos dorados que se conectaron con las grietas del firmamento. Invocaba memorias primordiales, anclas del universo, para mantener el plano estable. Cada recuerdo tejido era una historia, una vida, un amor, un dolor: los pilares de la existencia resistiendo el olvido.

La batalla no era solo de poder. Era una lucha por el ser mismo.

Himiko contraatacó. Desde su túnica surgieron brazos oscuros, tentáculos de vacío que barrían todo a su paso. Uno de ellos rozó el escudo de Fu Fei, haciéndolo vibrar con un zumbido agudo. Otro se lanzó contra Loki, quien desapareció justo a tiempo en una ilusión ondulante. La energía liberada por la Reina del Vacío era como antimateria: deshacía lo real con una facilidad escalofriante.

En medio del caos, Teodora temblaba.

Aferrada a la vida por un hilo casi invisible.

Sus labios estaban morados, su aliento débil. Manco Cápac se negaba a alejarse, murmurando palabras de aliento. Zenobia canalizaba la poca energía que aún le quedaba para reforzar el escudo alrededor de ella. Sabían que si Teodora caía, el corazón del grupo se rompería con ella.

Y entonces, descendió Lucasta.

El pequeño dragón de luz no rugió. No batió sus alas. Solo se posó suavemente, con la majestad de una aurora descendente. Sus ojos —océanos de compasión y tiempo antiguo— se fijaron en Teodora. Caminó hacia ella con lentitud solemne, sin perturbar la tierra, sin provocar sonido alguno.

—Aún no es tu hora, Guardiana —dijo, comunicándose directamente en su mente—. No mientras la esperanza respire.

Una sola lágrima brotó de los ojos del dragón. Al caer sobre el pecho de Teodora, se transformó en una chispa brillante que se hundió en su cuerpo. Un hilo blanco, fino como el aliento de una estrella, se extendió por sus venas. La energía no curaba carne ni hueso: restauraba el alma misma.

Teodora arqueó el cuerpo, emitiendo un grito ahogado.

Sus ojos se abrieron de par en par.

Dentro de ella, el universo rugía.

—Lucasta… ¿me estás… compartiendo tu alma?

Una ráfaga de luz emergió de su cuerpo, iluminando el campo de batalla.

¡Hasta aquí llegamos con éste capítulo de esta Historia de Aventuras!

Espero que les haya entretenido y esperen con ansias el próximo capítulo.

Información Importante

Desde ahora los grupos estarán peleando unidos para la batalla final contra Himiko hasta que la Gran Batalla finalice. Así que el orden semanal será siempre primero el capítulo de La Última Sanadora, y cómo siguiente Las Aventuras del Conquistador.

Una vez terminada, cada grupo partirá con su siguiente aventura. 

Muchas gracias por su tiempo y apoyo,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo.

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