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“Donde la Luz Abraza la Oscuridad” [Capítulo 32] Las Aventuras del Conquistador - Infinity Kingdom

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Article Publish : 01/18/2025 04:38
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Las Aventuras del Conquistador

🌸 Muy buenas tardes a todos, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de esta fascinante historia!

Les habla Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo treinta y dos de Las Aventuras del Conquistador. En esta entrega, nos centraremos en Alejandro Magno y en su evolución hacia una figura legendaria.

¡Prepárense para sumergirse en su épico viaje!


Resumen del capítulo anterior:El Guardián de Erebos

El grupo avanzó con determinación hacia el Bosque de Erebos, un lugar cargado de misticismo donde las leyendas hablaban de árboles que conectaban el mundo de los vivos con el de los muertos. La penumbra perpetua y el frío envolvieron a los aventureros, quienes fueron guiados por el calor de Deméter y la calma del león guardián. Sin embargo, su avance fue interrumpido por el colosal Guardián del Bosque, una criatura mítica que desafió al grupo a demostrar su equilibrio entre la luz y la sombra. A pesar de sus poderosos ataques, el Guardián se regeneraba constantemente, obligando al equipo a reconsiderar su enfoque.

En medio del feroz combate, Alejandro recordó que el Guardián era un reflejo del equilibrio del bosque. Inspirados por esta revelación, los aventureros abandonaron la fuerza bruta y canalizaron su conexión interna. Carlomagno lideró con calma, Alejandro promovió la unidad, y Zenobia utilizó su energía para revelar la esencia del Guardián. Al percibir la armonía del grupo, la criatura reconoció su valía y se desmoronó en hojas doradas, dejando al bosque en paz. Triunfantes y fortalecidos, los aventureros continuaron hacia un árbol resplandeciente que prometía acercarlos a su objetivo, confiados en su creciente unidad y equilibrio.


Capítulo 32: “Donde la Luz Abraza la Oscuridad”

El grupo avanzaba con renovada determinación hacia el corazón del Bosque de Erebos. Aunque la batalla contra el Guardián había sido extenuante, también les había dado una nueva perspectiva sobre lo que significaba enfrentarse a los misterios de este lugar. La luz tenue del gigantesco árbol que se alzaba ante ellos los guiaba ahora por un sendero cubierto de musgo resplandeciente. A pesar de la calma aparente, cada uno mantenía los sentidos alerta.

Zenobia acarició su medallón, que ahora emitía un leve fulgor dorado. Sentía una conexión extraña con el bosque, como si las energías que habían desatado al derrotar al Guardián resonaran con su esencia.

Este lugar... —susurró—. No solo prueba nuestra fuerza, sino también nuestra capacidad de aceptar lo que somos.

Carlomagno caminaba al frente, con Deméter flotando a su lado. Las llamas del dragón iluminaban suavemente el camino, y sus ojos vigilaban cada sombra entre los árboles. Alejandro, por su parte, se mantenía cerca del león guardián, cuya melena dorada irradiaba una presencia tranquilizadora.

De pronto, un susurro llenó el aire. No eran palabras claras, sino un murmullo incoherente que parecía venir de todas partes a la vez. Las sombras entre los árboles comenzaron a moverse, formando figuras humanoides que se deslizaban silenciosamente hacia el grupo.

Sombras del pasado —murmuró Alejandro, con una expresión grave—. Este bosque no sería tan famoso si no tuviera sus propias leyendas para atormentar a los incautos.

¿Qué son? —preguntó Zenobia, alzando su medallón.

Ecos de quienes se han perdido aquí —respondió Alejandro—. O tal vez nuestras propias dudas. En cualquier caso, no serán fáciles de enfrentar.

Las sombras comenzaron a rodearlos, sus formas amorfas danzando en la penumbra. De entre ellas surgieron voces que imitaban a los aventureros, repitiendo palabras pronunciadas en el pasado con un tono burlón.

¡Nunca serás suficiente! —escuchó Carlomagno, y por un momento, la voz sonó como la de un antiguo enemigo caído en batalla.

¿Cómo podrás protegerlos si ni siquiera puedes protegerte a ti mismo? —susurró una sombra a Alejandro, adoptando la voz de alguien querido que había perdido.

Zenobia sintió un nudo en la garganta cuando una sombra la confrontó con palabras que reflejaban sus propias inseguridades.

Tu fuerza no es suficiente. La oscuridad que llevas dentro te consumirá tarde o temprano.

El grupo se detuvo, formando un círculo instintivamente. Las criaturas no atacaban directamente, pero sus palabras parecían infiltrarse en sus mentes, debilitando su confianza.

No les hagan caso —dijo Alejandro con voz firme, alzando su espada—. Estas sombras solo tienen el poder que nosotros les damos.

Deméter lanzó un rugido que iluminó el bosque con fuego, disipando algunas de las sombras. Sin embargo, estas se regeneraban rápidamente, como si se alimentaran de las dudas y temores del grupo. El león guardián dio un paso adelante, sus ojos brillando intensamente.

Si estas sombras son un reflejo de nuestras almas —dijo Carlomagno—, entonces debemos enfrentarlas desde adentro.

Zenobia asintó y cerró los ojos, respirando profundamente. Canalizó la energía de su medallón, permitiendo que su luz se expandiera más allá de las barreras físicas. La luz comenzó a iluminar no solo el bosque, sino también los corazones de sus compañeros.

Acepto mi oscuridad —murmuró Zenobia—. No como una debilidad, sino como parte de lo que soy.

Carlomagno bajó su escudo, permitiendo que su aura de liderazgo se mezclara con la luz de Zenobia.

La luz y la sombra no son opuestas —dijo—. Juntas forman el equilibrio.

Alejandro, con una calma inquebrantable, colocó su mano sobre el suelo, conectándose con la energía del bosque. Su voz resonó con fuerza.

No somos enemigos de este lugar. Somos parte de él, como lo es cada sombra y cada rayo de luz.

Las sombras comenzaron a detenerse. Su danza caótica se transformó en un movimiento armonioso, y sus formas amorfas adoptaron figuras más definidas. Una por una, las sombras se inclinaron ante el grupo antes de desvanecerse, dejando atrás un silencio profundo.

Con las sombras disipadas, el camino hacia el árbol brillante quedó despejado. Cuando llegaron al pie del coloso, descubrieron una entrada tallada en su tronco, como si el árbol los invitara a entrar. Sin dudar, el grupo cruzó el umbral, adentándose en un espacio iluminado por una luz cálida y reconfortante.

Allí, en el centro de la cámara, encontraron un pedestal que sostenía una esfera cristalina. Dentro de la esfera, un remolino de energía dorada y oscura se entrelazaba en un constante ciclo de armonía.

Este debe ser el siguiente paso hacia nuestro objetivo —dijo Carlomagno, acercándose al pedestal.

Zenobia extendió la mano, sintiendo una energía familiar emanando de la esfera.

Es una prueba más —dijo—. Pero también es una recompensa. Esto nos dará la fuerza que necesitamos para lo que viene.

Con un gesto decidido, Zenobia tomó la esfera, y una ola de energía envolvió al grupo. La conexión entre ellos se hizo más fuerte, y cada uno sintió que había dado un paso más hacia la comprensión del equilibrio que buscaban.

Cuando salieron del árbol, el bosque había cambiado. La penumbra había dado paso a una luz tenue y serena. Sabían que las pruebas no habían terminado, pero también sabían que estaban listos para enfrentarlas juntos.





¡Hasta aquí llegamos con este capítulo!

Espero que les haya gustado.


Muchas gracias,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo de mi historia.

🌸Persephone



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- Infinity Kingdom / 無盡城戰

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