“Bajo la sombra de Melanthios” Cap. 16 [Las Aventuras del Conquistador] - Infinity Kingdom

Las Aventuras del Conquistador

🌸 Muy buenas tardes a todos, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de esta fascinante historia!

Les habla Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo dieciséis de Las Aventuras del Conquistador. En esta entrega, nos centraremos en Alejandro Magno y en su evolución hacia una figura legendaria. ¡Prepárense para sumergirse en su épico viaje!

Resumen del capítulo anterior: “El Primer Almirante: Valerius”

La mañana ilumina el bosque mientras Alejandro y su grupo se acercan al imponente castillo de Isabel Bathory, llenos de determinación tras una batalla reciente. Al llegar, se enfrentan a Valerius, el Primer Almirante, quien les advierte que deben probar su valía a través de un combate. A pesar de la tensión, Carlomagno se declara decidido a luchar por Siegfried.

La batalla estalla, con Valerius mostrando su formidable habilidad en combate, pero Zenobia usa su magia para curar a sus compañeros. Con renovada fuerza, el grupo coordina un ataque, y Alejandro aprovecha un momento de distracción para herir a Valerius, quien escapa en medio de un torbellino de energía mágica, dejando a los héroes desconcertados.

De repente, un rugido de dragón retumba, causando que el león guardián caiga junto a Deméter, afectando su esencia. Preocupados por la situación, Alejandro, Carlomagno y Zenobia deciden que deben entrar al castillo para enfrentar al dragón, conscientes de que su lucha por salvar a Siegfried y a sus amigos apenas comienza. La oscuridad del castillo los envuelve mientras se preparan para el desafío que les espera.

Capítulo 16: “Bajo la sombra de Melanthios”

El grupo avanzó cautelosamente hacia el interior del castillo. En los pasillos, las sombras danzaban a su alrededor como si cobraran vida propia. La oscuridad era densa y palpable, y el eco de sus pasos se perdía en un silencio inquietante. La presión en el aire aumentaba, y el rugido del dragón seguía resonando en sus mentes, un recordatorio ominoso de lo que enfrentaban.

“Debemos mantenernos unidos,” susurró Alejandro, mirando a cada uno de sus compañeros. Deméter, el dragón, se mantenía a su lado con una mirada aguda y decidida, aunque se sentía débil. El león guardián, siempre vigilante, la apoyaba con lealtad, aunque su propia energía también estaba mermada.

Zenobia, con su magia en plena alerta, comenzó a conjurar una luz tenue que iluminaba el camino. “Siento la energía del dragón más cerca. Hay un vínculo poderoso aquí,” explicó, su voz resonando con determinación.

Al llegar a una gran puerta de piedra al final del pasillo, se detuvieron. La puerta estaba adornada con inscripciones antiguas, y un gran dragón en relieve parecía observarlos, sus ojos vacíos como la oscuridad misma.

“Esto debe ser la entrada a su guarida,” dijo Carlomagno, apretando su escudo. “Estemos listos. No sabemos qué nos espera dentro.”

Cuando empujaron la puerta, esta se abrió con un crujido ominoso, revelando una vasta cámara. En el centro, un dragón de un color púrpura oscuro se erguía majestuosamente, sus escamas brillaban como obsidiana. Sus ojos, dos brasas ardientes, se fijaron en el grupo, llenos de inteligencia y malevolencia.

“Bienvenidos, intrusos,” resonó la voz del dragón, profunda y retumbante en la mente de todos los presentes. “He sentido su llegada. Están aquí para enfrentarse a mí, pero ¿están listos para lo que eso implica?”

El dragón batió sus alas, causando que un viento potente los empujara hacia atrás. Alejandro y sus compañeros se reagruparon, listos para el combate.

“¡Luchamos por la paz y por nuestros amigos!” gritó Alejandro, levantando su espada. “No nos detendremos, incluso ante ti.”

“¿Creen que la valentía les salvará?” rió el dragón, su risa resonando como un trueno. “Hoy aprenderán el verdadero significado del miedo y la oscuridad.”

Sin previo aviso, el dragón lanzó un torrente de aire denso hacia ellos. Carlomagno levantó su escudo con la intención de proteger a sus amigos, pero el impacto lo hizo caer de rodillas, gritando mientras sostenía su cabeza; algo estaba afectando su mente.

Al ver cómo el dragón intentaba lastimar a su hermano, Alejandro gritó: “¡No nos detengamos ni un segundo!” y el resto del grupo se lanzó al ataque.

Zenobia canalizó su magia, creando barreras de luz que reflejaron parte del fuego del dragón. “¡No dejen que su miedo los paralice! ¡Concentren su energía!” instó, mientras ayudaba a Carlomagno a salir del trance hipnótico en que lo había sumido el dragón.

A pesar de su debilidad, Deméter se lanzó al ataque con determinación. Con un poderoso salto, se abalanzó sobre el dragón, utilizando su fuerza como dragón de tierra para causar temblores en el suelo. El león guardián la siguió, mostrando su agilidad y ferocidad.

El combate era feroz. El dragón se movía con agilidad, lanzando llamaradas y batallas de alas que arrastraban a los guerreros. Sin embargo, el grupo no se rindió; cada vez que uno caía, otro se levantaba.

En un momento crítico, Valerius apareció en el umbral, sus ojos brillando con la fría determinación del deber. “Melanthios no es solo una bestia; es un guardián de la voluntad de Isabel. Pero si desean liberar a Siegfried, deberán derrotarlo primero.”

“¡No te necesitamos!” respondió Carlomagno, defendiendo su posición. “Estamos aquí para liberarnos de su influencia.”

Valerius observó la lucha y, en un giro inesperado, se unió a ellos, sus habilidades de combate fortalecieron al grupo. “Muy bien, luchadores. Solo por esta vez, me uniré.”

El dragón, enfurecido por la intervención, lanzó un rugido ensordecedor y se lanzó hacia Valerius. En ese instante, Alejandro vio su oportunidad. “¡Atacad juntos!” ordenó, y el grupo se movió en perfecta sincronía.

Con un grito de guerra, Carlomagno desvió un ataque del dragón con su escudo, mientras Deméter provocaba temblores en el suelo, desestabilizando al dragón. Zenobia lanzó un poderoso hechizo de luz, iluminando la cámara y deslumbrando al dragón, haciéndolo vacilar.

Aprovechando la confusión, Alejandro corrió hacia el dragón, su espada brillando levantada con determinación. En un movimiento audaz, asestó un golpe directo a la escama más vulnerable del dragón, haciéndolo retroceder y emitir un grito de dolor.

El dragón, debilitado pero aún formidable, se preparó para lanzar su último ataque. “Esto no ha terminado,” rugió, pero antes de que pudiera hacer algo más, una llamarada abrazó a Melanthios y a Valerius, haciéndolos desvanecer.

La cámara, antes oscura, ahora brillaba con una luz cálida. Deméter y el león guardián se levantaron con fuerza, habiendo recuperado por completo su poder con el dragón enemigo debilitado.

“¡Lo logramos!” exclamó Zenobia, su voz llena de alivio.

Sin embargo, su victoria fue breve; una risa malévola resonó por todo el castillo, un recordatorio de que Isabel Bathory aún estaba en el juego. “Debemos encontrar a Siegfried cuánto antes” dijo Alejandro, sintiendo el peso de lo que todavía les aguardaba.

Con determinación renovada, el grupo se preparó para la siguiente fase de su misión, conscientes de que el verdadero desafío apenas comenzaba. La lucha por la libertad y la redención aún estaba lejos de concluir.

¡Hasta aquí llegamos con este capítulo!

Espero que les haya gustado.

Muchas gracias,

Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo de mi historia.

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