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Las Aventuras del Conquistador
🌸 Muy buenas tardes a todos, ¡bienvenidos a un nuevo capítulo de esta fascinante historia!
Les habla Persephone, y hoy tengo el placer de presentarles el capítulo quince de Las Aventuras del Conquistador. En esta entrega, nos centraremos en Alejandro Magno y en su evolución hacia una figura legendaria. ¡Prepárense para sumergirse en su épico viaje!
Resumen del capítulo anterior: “La Ira del Monstruo y la Luz de la Esperanza”
Al amanecer, Alejandro, Carlomagno, Deméter, el león guardián y Zenobia se preparan para avanzar hacia el castillo de Isabel Bathory, donde creen que se encuentra Siegfried. Mientras atraviesan un bosque inquietante, son sorprendidos por un rugido ensordecedor y la aparición de seguidores de Isabel, vestidos con capas de dragón púrpura y acompañados por un gigantesco lobo.
Zenobia identifica a los enemigos y advierte al grupo que se prepare para la batalla. La lucha es intensa, con Alejandro defendiendo a Zenobia cuando el monstruo la atacó. A pesar de ser herido, el grupo se une para derrotar al lobo, con la ayuda de Deméter y el león guardián.
Después de la batalla, Zenobia utiliza su magia para curar a Alejandro, quien agradeció su intervención. A pesar de sus heridas, el grupo se siente más unido y fortalecido. Con un renovado propósito, continúan su camino hacia el castillo, conscientes de los peligros que les esperan y decididos a enfrentar a Isabel Bathory con valentía.
Capítulo 15: “El Primer Almirante: Valerius”
La mañana se deslizaba lentamente sobre el bosque, tiñendo el cielo con matices dorados y violetas. Alejandro, aún sintiendo el eco de la batalla en su cuerpo, caminaba junto a su grupo, cada paso resonando con la determinación de no retroceder. Al acercarse al castillo de Isabel Bathory, una majestuosa edificación que se alzaba como una sombra contra el horizonte, la tensión en el aire se volvía palpable, como si el mismo castillo respirara desdicha.
Mientras se acercaban a la entrada, un silencio sepulcral llenó el espacio. Las puertas del castillo, adornadas con intrincados relieves de dragones y seres mitológicos, se abrieron de golpe, revelando a un hombre de imponente figura. Vestía una armadura oscura, y su mirada, fría como el acero, brillaba con una mezcla de desprecio y desafío.
“Soy Valerius, el Primer Almirante de Isabel Bathory,” resonó su voz grave, llena de autoridad. “Nadie puede entrar en el castillo sin enfrentar mi juicio.”
Alejandro intercambió miradas con sus compañeros, sintiendo la tensión crecer. Deméter se erguía a su lado, mientras que el león guardián mostraba sus dientes, listo para la batalla. Carlomagno, con su escudo en mano, dio un paso al frente. “No venimos a someternos a tus juicios, Valerius. Venimos por Siegfried, y no nos detendremos.”
Valerius sonrió con desdén. “¿Creen que pueden desafiar la voluntad de Isabel? Tendrán que demostrarlo con su sangre.”
Sin previo aviso, el almirante levantó su espada, un arma larga y brillante que parecía absorber la luz misma. Con un grito de guerra, se lanzó hacia el grupo, la ferocidad de su ataque era como un huracán desatado. Carlomagno reaccionó rápidamente, levantando su escudo para bloquear el golpe, sintiendo la fuerza del impacto recorrer su brazo.
El combate se desató, y el sonido del acero chocando resonó en el aire. Alejandro y Deméter se lanzaron al ataque, tratando de rodear a Valerius, mientras Zenobia concentraba su magia en barreras de luz para proteger a sus compañeros. La batalla era feroz, y Valerius demostró ser un oponente formidable, utilizando su espada con una maestría que dejaba a Alejandro sin aliento.
A medida que el enfrentamiento avanzaba, Valerius parecía disfrutar del desafío. “Son valientes, lo admito. Pero la valentía no es suficiente para sobrevivir en este mundo.” Sus palabras cortaban como el viento, y cada uno de sus ataques parecía destinado a desmantelar la moral del grupo.
En un momento de distracción, el almirante logró golpear a Deméter, enviándola a volar contra un árbol. El león guardián, en un acto de furia, lanzó un potente rugido que reverberó en el bosque, haciendo temblar las hojas. Con ese grito, el entorno pareció cobrar vida; los animales del bosque huyeron ante la amenaza inminente.
Valerius se rió, pero esa risa se detuvo abruptamente cuando Zenobia, con su voz clara y poderosa, invocó un hechizo. “¡Luz del amanecer!” La luz que emanó de sus manos brilló intensamente, envolviendo a sus amigos y sanando las heridas sufridas durante el combate. Deméter se levantó, la magia restauradora le dio un nuevo aliento.
Con la determinación renovada, Alejandro y sus compañeros se unieron en un ataque coordinado. Carlomagno desvió un golpe de Valerius mientras Deméter lo rodeaba por un lado, y el león guardián, con su agilidad felina, se lanzó hacia el almirante. En ese momento, Alejandro encontró la oportunidad que había estado buscando. Con un grito de guerra, se lanzó hacia adelante, asestando un golpe preciso en la armadura de Valerius.
El almirante, sorprendido por la astucia del ataque, tropezó hacia atrás. Pero antes de que pudiera reagruparse, un destello oscuro apareció en su mano. “Este no es el final. Isabel Bathory siempre se asegura de que sus enemigos sufran,” gritó, y en un instante, un torbellino de energía mágica se desató a su alrededor, llevándoselo hacia el interior del castillo como si una fuerza invisible lo reclamara.
El grupo, atónito, observó cómo Valerius desaparecía entre las sombras de las puertas, dejando solo un eco de su voz resonando en el aire. Pero ese eco fue rápidamente sustituido por un rugido aterrador que hizo temblar la tierra bajo sus pies. Era un sonido profundo y poderoso, que no podía ser confundido con el de Deméter. Era un dragón.
“¿Qué fue eso?” preguntó Zenobia, su voz temblando de ansiedad.
Sin previo aviso, un doloroso grito escapó de la boca de Deméter. El león guardián se desplomó en el suelo junto a ella, como si la energía del rugido hubiera afectado su esencia misma. Sus ojos, normalmente llenos de vida, ahora mostraban confusión y sumisión. Zenobia corrió hacia ellos, pero ninguno parecía escucharla. Estaban atrapados en un estado de vulnerabilidad.
“Debemos actuar rápido,” dijo Alejandro con preocupación y su corazón latiendo con fuerza. “Si no enfrentamos al próximo obstáculo, ellos no se recuperarán.”
“Lo sé,” asintió Carlomagno con dolor en su voz pero con su mirada fija en las puertas del castillo, aún entreabiertas. “No podemos quedarnos aquí. Si hay un dragón, tal vez esté vinculado a Isabel cómo Deméter está vinculada a mí. Debemos entrar y derrotarlo rápido.”
El grupo se alineó, preparándose para lo que se avecinaba. Con una mezcla de miedo y determinación, cruzaron el umbral del castillo. La oscuridad los envolvió, pero su unidad brillaba con fuerza, y sabían que debían enfrentarse al nuevo desafío si querían salvar a su compañera.
Avanzaron en la penumbra, conscientes de que la verdadera batalla apenas comenzaba y que el rugido del dragón resonaba en su mente como un recordatorio de la amenaza que los esperaba. La lucha por Siegfried, por Deméter, y por su propia supervivencia se intensificaba en el corazón de la oscuridad.
¡Hasta aquí llegamos con este capítulo!
Espero que les haya gustado.
Muchas gracias,
Los estaré viendo cada semana con un capítulo nuevo de mi historia.
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- Infinity Kingdom / 無盡城戰